jueves, 28 de marzo de 2013

Con la misma vara



Reeva Steenkamp, de 29 años, apareció muerta en la casa de Oscar Pistorius el último 14 de febrero de este año. El atleta cuya historia de vida y superación más nos conmoviera, es el principal acusado de haber efectuado los disparos que le provocaran la muerte.
Tras haber quedado libre bajo fianza el 22 de febrero, apenas una semana más tarde del episodio, y hasta la próxima comparecencia ante el Tribunal Supremo de la Justicia de Pretoria en el mes de junio; hoy Oscar Pistorius recuperó el pasaporte y podrá salir de Sudáfrica para poder competir.
"No encontré ningún motivo por el que (a Pistorius) debería prohibírsele salir del país para competir en el extranjero", indicó el juez Bert Bam.
Hasta acá la noticia fría, sin matices y sin estridencias. Ahora me pregunto ¿habrá algún torneo que quiera tener entre sus participantes a Oscar Pistorius? ¿Es justo equiparar al que trata de llevar una vida más o menos común con otra que ante su primer desequilibrio saca un arma y mata gente?
Está acusado de un asesinato. El caso, mal que mal, se ha leído y escuchado con detalles variados. Que pensó que era un ladrón; tomo su arma, armó sus piernas y disparó sobre el cuerpo de quién pensaba era un delincuente. Que él era conocedor de una infidelidad de ella y en una discusión la mató, bla bla bla… 
No se tienen dudas de quién realizó los disparos; lo que no se conocen, o por lo menos no están claros, son los motivos.
¿No deberían las organizaciones de los diferentes torneos de atletismo anunciar que no quieren contar con la participación de Pistorius hasta que se aclare su situación?
Se me vino a la cabeza el caso de Rodrigo “La Hiena” Barrios que no pudo boxear más, entre otros motivos, porque ya no tenía lugares donde presentarse; en realidad ningún club quiso recibirlo luego de los varios escraches que recibieran los lugares que así quisieron hacerlo.
Tanto Pistorius como Barrios son historias de superación personal que no supieron/no pudieron/no quisieron dominar.
Esa señora llamada Condena Social usa siempre la misma ropa y la misma regla, lo que ocurre es que solo la vemos cuando la sangre nos salpica… o casi.

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